Estoy. Alrededor de mí, el aire,
columnas de años, filas de viento.
Pueblo de sombras la noche, el tiempo,
el rostro remoto de mí, de nadie.
Pululan letras, espadas de aire,
seres de tinta que se saben viento,
signos, torpes combatientes del tiempo,
y espejos rotos duplicando a nadie.
Estoy. Escribo e ignoro el decurso;
juego a fijar el río de mis venas,
a retener mi presencia de arena.
La palabra: mi último recurso.
Pasa ya la noche, en pie he quedado:
página repleta de garabatos.
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