Hay lecturas -las más comunes- que emprendo por el mero gusto de llenar el presente, de dar cierta satisfacción a esa demanda regular que hacen mis neuronas de cierta cantidad de las mismas cosas -esto es la costumbre-; lecturas que me absorbieron tanto en su momento y de las que, sin embargo, luego de unas horas, no recuerdo más que una o dos ideas sobre las que versaban, o, en ocasiones, absolutamente nada -como tampoco recuerdo las particularidades del aire en mi último evento respiratorio-.
Emprendo también -aunque son raras- lecturas informativas, que, con mayor profundidad, pueden considerarse de estudio; meras indagaciones de una materia, pues: en dónde nació tal o cual fulanito, cómo funciona un motor de vapor, quién perdió la cabeza hoy en este país, cómo se prepara una lasagna, en qué consiste la paradoja de Schrödinger, etc. También, como trabajador de las palabras que me considero, puedo contar entre las lecturas de estudio aquellas que realizo de un escritor (Elizondo, Vila-Matas, Borges, Bolaño, Deltoro, Cummings, Pérec...), con absoluta intención de comprender y aprender cómo carajos obtiene resultados tan maravillosos colocando este adverbio aquí, ese verbo allá, ese adjetivo inusual pero efectivo, esa coma, ese punto... hasta la redondez de la frase perfecta.
Distingo, por último, lecturas que no obedecen a ninguna intención ni programa, y que sólo se dan por el feliz entrecruzamiento de tiempos (el pasado en que se escribió, el presente en que se lee) y la coincidencia fugaz de dos espíritus (del escritor y del lector) ante realidades necesariamente disímiles; lecturas que parecen contener fragmentos desperdigados de mí mismo, trazas del adn de mi alma -aunque deteste esta palabra, la uso-, verdaderos epígrafes de mi biografía, códigos inconscientes de conducta, párrafos de la constitución de mi patria personal, banderas y divisas con las que pretendo navegar el mundo. Algunas de las siguientes frases que inintencionadamente ha ido recogiendo mi memoria han hecho eco en mí porque han impactado hasta el fondo con un poderosísimo estruendo, ora porque vienen encendidas de verdad, o porque son verdaderos puños de demencia y virilidad (como suele ser frecuentemente el caso de Nietzsche), ora porque las leí en un momento de ingenuidad literaria susceptible a la impresión de la audacia o del idealismo más aventado, ora porque son lo que soy, lo que fui, lo que quiero ser o lo que nunca seré. En todo caso, son siempre lo que quiero decir.
De Nietzsche:
"O no se sueña o se sueñan cosas interesantes. Hay que aprender a estar despiertos también de esa manera: o no estarlo, o, de estarlo, de una manera interesante."
"¿Qué es la libertad? Tener la voluntad de la responsabilidad personal. Conservar la distancia que nos separa. Ser indiferente a la fatiga, a la dureza, a la privación, e incluso hacia la vida. El espíritu que se ha hecho libre pisotea aquellas despreciables formas de bienestar con las que sueñan mercaderes, cristianos, vacas y demás demócratas. El hombre libre es guerrero. ¿En arreglo a qué se mide la libertad de un hombre? Por la resistencia que debe ser superada, por lo que cuesta mantenerse arriba."
"Fórmula de mi felicidad: un sí un no, una línea recta, una meta."
"¿Qué importo yo? Importa mi obra."
"¿Sois cómplice de la actual locura de las naciones que pretenden producir mucho y enriquecerse lo más posible?"
"Conozco mi suerte: algún día irá unido a mi nombre el recuerdo de algo gigantesco, de una crisis como nunca hubo en la tierra. Yo no soy un hombre, soy dinamita."
De Jaime Sabines:
"Abandona a tu padre y a tu madre, y a tu mujer y atu hijo y a tu hermano, y métete en el costal de tus huesos y ponte a rodar si quieres ser poeta. Que no te esclavicen ni tu ombligo ni su sangre, ni el bien ni el mal, ni el amor consuetudinario. Tienes que ser actor de todas las cosas. Tienes que quebrarte la cabeza en la piedra para que brote el agua. Después quedarás tirado como un saco vacío: guante de cuero que la mano de la poesía usó. Pero también quedarías tirado por nada."
De Jorge Luis Borges:
"Siglos de siglos, y sólo en el presente ocurren los hechos. Innumerables hombres en la tierra, en el aire y en el mar, y todo lo que realmente pasa me pasa a mí."
De un poeta mexicano cuyo nombre no recuerdo:
"Toda batalla se gana con la muerte."
De Octavio Paz:
"Amar es combatir, si dos se besan el mundo cambia, encarnan los deseos, el pensamiento encarna, brotan alas en las espaldas del esclavo, el mundo es real y tangible, el vino es vino, el pan vuelve a saber, el agua es agua. Amar es combatir, es abrir puertas, dejar de ser fantasma con un número a perpetua cadena condenado por un amo sin rostro..."
De Salvador Elizondo:
"Comprometido. Más comprometido con la mirada que me mira en el espejo, que con el esplendor del cielo."
Por último, mi favorita -siempre me gana la risa cuando la recuerdo-, de un no escritor sino un casi-Buda occidental del siglo XX, Marcel Duchamp:
"Esto que hice no sé ni lo que es, pero está lleno de significado."
1 comentario:
Agregaría una última frase a tu escrito: El dinero no lo es todo en el dinero (Homero Simpson)...
Recordando el dicho popular, "si lo dicen los simpson debe ser verdad". Esto tiene que darle "validancia".
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